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Anxo Guerreiro: "¿QUÉ INTERESES DEFIENDE AZNAR?"

Parece que nuestro querido y nunca bien ponderado José María Aznar no se limita a dictar en su impecable inglés lecciones magistrales en la Universidad de Georgetown. Responsablemente preocupado por la mediocridad circundante, ha decidido poner en marcha toda su iniciativa política para sacar a Europa, como en su día hizo con España, de su estado de postración y, con ese fin, se dispone a crear un comité para una Europa fuerte. Eso sí, bajo los auspicios de una organización -Fundación para el Nuevo Siglo Americano- cuya denominación y objetivos no dejan lugar a dudas acerca de su acendrado europeísmo.

Claro que el particular síndrome de Estocolmo respecto a EE.?UU. que padece el ex presidente del Gobierno no tendría la mínima importancia si no fuese por la decisiva influencia que todavía ejerce en su partido y, sobre todo, por la profunda crisis que atraviesa la Unión Europea, convertida en un batiburrillo de voces en política exterior, muchas de las cuales, con Blair y Aznar a la cabeza, no son sino ecos de la de Washington.

Sin embargo, las palabras no pueden obviar realidades económicas, comerciales y estratégicas que poco tienen que ver con los disparatados delirios de Aznar, ni con los discursos de otros reconocidos atlantistas.

Algunos ejemplos servirán para ilustrar, creo, las causas de la controversia. En efecto, el euro es ya hoy una divisa sólida capaz de romper con el monopolio del dólar como moneda de referencia en las transacciones internacionales y ello en un momento en que EE.?UU., el país más endeudado del mundo, necesita del ahorro mundial para financiar su inmenso déficit público y comercial.

El consorcio aeroespacial europeo (EADS) ha llevado con éxito la disputa al campo militar y, tras su acuerdo de colaboración con Rusia, su estrategia expansiva es tan evidente que EE.?UU. ha tenido que aceptar el sistema europeo de navegación Galileo, hecho que representa el fin del monopolio norteamericano sobre las comunicaciones por satélite.

En el campo de la aviación civil, Airbus, durante años la pesadilla de EE.?UU., se ha convertido en el año 2004 en el principal fabricante mundial, y en el propio mercado americano numerosas compañías aéreas optan por los aviones europeos en detrimento de Boeing. Finalmente, la guerra de Irak ha puesto de manifiesto los diferentes intereses energéticos y las agudas discrepancias estratégicas entre EE.?UU. y, al menos, un notable grupo de naciones europeas.

Así las cosas, en Europa se enfrentan dos grandes proyectos. Uno, el de quienes pretenden que la UE disponga de autonomía y de una influencia acorde con su peso económico, demográfico, tecnológico y militar; otro, el de quienes conciben a la UE como una simple entidad económica y comercial subordinada política y estratégicamente a EE.?UU. Es decir, una Europa americana.

Ronald Reagan dejó las cosas claras cuando en 1983 afirmó: «Nosotros estamos en el mundo para defender nuestros intereses, no los de los demás». Aclarado este punto, la cuestión ahora es saber qué intereses defiende Aznar.


(No habiendo interiorizado -todavía- la derrota del partido que él sigue dirigiendo desde la FAES, este Aznar que juega a ser estadista, escritor, conferenciante, futuro Secretario General de la ONU, figurante sin diálogo en los pelotazos de su yerno y valet de Bush, muestra una actitud más proclive a aquella que transformó en Felón al que fuera llamado El Deseado -Fernando VII por nombre- que a la de quien, habiendo ocupado la jefatura de un gobierno, sigue honrando a su país en cada uno de los rincones mundiales por los que transita.
Quizás la patria del ex-vicepresidente únicamente sea aquella donde las urnas glorifican a sus subalternos, quedando rescindido el contrato moral de amor patrio cuando la ciudadanía desestima los argumentos electorales que él defiende y otorga la llave gubernamental a la competencia.
...Como para poner en sus manos los intereses de Europa.)

2 comentarios

Ángel -

A Aznar se le juzga con mucha dureza. Habría que recordar que su política económica no fue tan desencaminada. Su posición es occidental y realista, más que la electoralista y populista de Zapatero; este último se está pillando los dedos con sus gestos de cara a la galería. Al tiempo.

Trini -

Los intereses de Aznar son siempre los mismos, satisfacer sus monumentales delirios de grandezas.

Un abrazo.
Veo que ya tienes el Blogia.2