El dogma hídrico
Johannes Paulus II, ese señor permanentemente vestido de pura blancura, se ha dado un chapuzón en el Ebro por la vía del discurso y, aunque no ha llegado a proclamar el Dogma del Plan Hidrológico Nacional, ha defendido las tesis del PP sobre la solidaridad peninsular, mezclando condones, vocaciones sacerdotales y novecientos kilómetros de tuberías, como sólo un protegido del Espíritu Santo* podría hacer.
*Las palomas -y dicen que el tal Espíritu se da a conocer como tal- están de capa caída desde que el efecto devastador de sus heces en las ciudades se halla en el Orden del Día de la mitad de los Ayuntamientos del Reino.
2 comentarios
Una mirada alrededor -
Gracias por tu aportación.
Saludos.
pip1989 -