Los verdes valles del Edén
"Drumlaheen": Douglas Ross
[...]Uno, en su ingenuidad, pensaba que la democracia no permitiría destrozos como este, basado en el enriquecimiento de unos pocos y el silencio cómplice de bastantes.
Lo más terrible es el silencio. La naturaleza necesita una voz que la defienda, y ahora más que nunca, cuando quienes tienen la obligación de defenderla se han convertido en sus mayores depredadoras. Vosotros, amigos, sois esa voz. La voz que nunca acallaran.
Hace más de un siglo Jhon Muir, uno de los padres del conservacionismo, puso de relieve la necesidad que tenemos de conservar los parajes naturales para que todos podamos admirarlos, para enriquecernos con su contemplación estética y moral. Por eso resulta tan desolador comprobar que esta agresión venga de un sistema que se considera democrático y justo e, incluso, de partidos que se consideran progresistas. ¿Este destrozo puede considerarse progreso?
La civilización y el progreso es justo todo lo contrario: contención y conservación.
Quizás a lo peor es que ya nadie es lo que dice ser. O quizás, Marbella, Seseña, Mallorca y Espelunciecha son el resultado de un mismo problema: la especulación urbanística, la codicia, la insensibilidad medio ambiental y la falta de transparencia.
Las montañas son mucho más que las rugosidades de la Tierra. Son la suma de su majestuosidad y belleza, del sentimiento que les hemos otorgados los caminantes y los alpinistas, y del poso cultural que han provocado. Por eso nuestros políticos deberían tomar nota de Muir, que nos descubrió que la naturaleza tiene un componente cuasi religioso. Debemos entrar en ella como se entra en un templo: con respeto. Y lo puso de relieve con una frase que hoy tiene más sentido que nunca: El sol no sólo brilla sobre nosotros, sino dentro de nosotros[...]
-Sebastián Alvaro, en la IV Concentración en Defensa de las Montañas-
Aramón, empresa destructora en la que participa el gobierno aragonés, sigue ampliando su acción demoledora sobre el paisaje gracias a las mercedes recalificadoras del suelo propiciadas por voraces ayuntamientos que convierten en urbanizables terrenos que, en el Plan General, no tenían esa consideración pero que fueron recatalogados una vez la empresa semipública realizó las compras pertinentes.
Así, el alcalde de Montanuy, socialista en siglas y entusiasta convencido de que lo verde sólo vende si forma parte de urbanizaciones con vistas, ha cedido suelo de competencia municipal para que la empresa semipública pueda llevar a cabo la labor para la que fue creada: Arrasar el paisaje natural -con dinero público gentilmente prestado por el propio gobierno aragonés, su todopoderoso socio- para crear espacios de ocio con casitas, apartamentos, accesos de rutilante chapapote, restaurantes, hoteles, remontes...
Tres mil quinientas viviendas y una estación de esquí -las primeras servirán para financiar la segunda- que, según el alcalde -socialista- del ayuntamiento cedente tienen como único fin crear puestos de trabajo para desarrollar la zona y fijar población.
Como medida de gracia el Sr. Alcalde ha decidido que la recalificación definitiva se llevará a cabo tras las elecciones "para que los ciudadanos puedan estudiar el contenido del plan urbano y decidir con su voto si apoyan o no la recalificación".
Sobran las justificaciones y alegatos tras lo sucedido -ay, Aramón, Aramón- con Espelunciecha.
5 comentarios
fer -
¿Pelotazo un ayuntamiento socialista ? Noooooo.
¿Te has fijado que todo queda cerca del negocio turístico de la familia de Iglesias?
Salud.
Avería -
Una mirada... -
La especulación en la montaña ya es un valor en alza.
Saludos.
c.o.v. -
Pero si este año casi no ha habido nieve, y se estaban arruinando las ya existentes, para qué construir nuevas?!
Estamos todos locos?!
Black -
Buena idea lo de la pista de esquí "para crear puestos de trabajo" visto lo visto este invierno... Eso sí que será economía sostenible en un futuro no tan lejano...