Blogia
Una mirada alrededor

Hijos de la nube

cuerpos_pintados074

Fran Sevilla

AsÍ los llaman, así se llaman ellos a sí mismos: "hijos de la nube". Son los saharauis, gentes de una dureza sólo equiparable al pedazo de tierra estéril y yerma en el que sobreviven, expulsados y olvidados en un rincón del desierto y de la historia. Pero también gentes de una dulzura y una generosidad como sólo los acostumbrados a no tener nada pueden destilar.

Estos días atrás, recorriendo de nuevo la dura hamada, el pedazo de tierra de nadie que hoy habitan, viajando por los territorios del Sahara Occidental no ocupada por Marruecos hablaba con varios saharauis del mar. Muchos de ellos nacieron en las ciudades costeras o próximas a la costa de la antigua colonia española. Su infancia transcurrió batida por las olas. Desde hace ya casi treinta años, se han tenido que acostumbrar a retener ese mar de su niñez tan sólo en la memoria: es imposible imaginarse el mar en un lugar donde el agua es apenas una quimera.

Lo más difícil debe ser explicarles a sus hijos cómo es ese mar. Porque los niños saharauis nacieron ya en pleno desierto: "El mar es lo mismo que el desierto, hijo, pero con agua en vez de arena; de una inmensidad inabarcable, que se pierde en el horizonte. Y las olas rompen en la orilla con una cadencia de holas y adioses peregrinos que humedecen para siempre el corazón". "No sé, padre; no me lo puedo imaginar". Algunos de esos niños han podido ver el mar por primera vez en España, gracias al programa Vacaciones en Paz.

Un programa por el que la solidaridad de numerosas familias españolas hace de alfombra mágica para traer cada año a nuestro país a centenares de niños saharauis y que por unas semanas puedan sentirse también privilegiados. Una solidaridad que no conoce de diferencias económicas, políticas o religiosas. En este nuevo viaje he vuelto a comprobar cómo la cuestión del Sahara Occidental se convierte en un asunto transversal: había representantes de todos los partidos políticos (PP, PSOE, IU, nacionalistas) y de todos los sectores de la sociedad.

Y todos de acuerdo en dos cosas fundamentales: en que España, como antigua metrópoli, debe jugar un papel fundamental en la búsqueda de una solución al conflicto, que pasa por la celebración del referéndum de autodeterminación previsto por la ONU, y en que la buena vecindad con Marruecos y con el pueblo marroquí no debe y no tiene por qué verse afectada, sino todo lo contrario.

Hay que hacer entender a Marruecos que no se puede retener un territorio contra la voluntad de quienes lo habitan o lo habitaban y que esa postura no es en ningún caso hostil hacia ellos. Hace cien años España inició la colonización del Sahara Occidental. Muchos saharauis siguen hablando español y se sienten también españoles además de saharauis. No se puede traicionar dos veces al mismo pueblo, no se debe. Así que España, que fue parte del problema, debe ser hoy parte de la solución. Una solución que tiene que permitir a esos hijos de la nube volver a su origen: que esa nube que los amadrina los deposite por fin a la orilla de aquel mar que un día les robaron.


...pero los políticos -ay, los políticos- con el duende de la palabra acariciando los oídos y la inoperancia confortablemente instalada en los maletines.

2 comentarios

Una mirada alrededor -

Si además, dicha iniciativa fuera acompañada, por parte del Gobierno español, del reconocimiento y la ayuda a l@s legítim@s dueñ@s del Sahara, el respeto a la autodeterminación de los pueblos estaría por encima de la caridad. Pero, desgraciadamente, se ha abandonado al pueblo saharahui a los vaivenes de la política y es la ciudadanía -siempre la ciudadanía- la que ha de compensar por los errores continuados de sus gobernantes.
Por la autodeterminación, la independencia y la libertad del pueblo saharahui.
Sahara en el corazón.
Cordiales saludos, Avería.

Averia -

El programa Vacaciones en paz me parece una iniciativa estupenda.
Y hay que olvidarse de todos esos prejuicios y politiqueo con otros países. Son niños, que nada tienen que ver con ello.