Los nuevos visionarios
"Desequilibrio": António Dulcídio S. Pinto Coelho
Años ha, conocí a un apasionado escribidor de versículos que componía interminables letanías de versos libres al amparo de pequeñas dosis de ácido lisérgico.
Hidras espectaculares, ballenas ávidas de humano alimento, monstruos abisales al acecho de incautos navegantes, demonios travestidos en sirenas de rosada piel y crueles intenciones, habitaban aquellos desconcertantes renglones que el poeta recopilaba en un cuadernillo cuadriculado de tapas rojas en cuyo ángulo inferior derecho se podía leer: El Apocalipsis versificado de San Juan. A la mayor gloria de Dios.
Me repugnaban -tanto como me atraían- aquellos versos de sadismo inducido, falsas y calamitosas videncias para una moraleja final que condensaba en dos líneas los más de dos mil renglones de amenazantes desventuras: Que sólo humillando el espíritu ante Dios lograría el alma pecadora aliviar -que no evitar- la tortura a la que estaba sentenciada.
Me viene a la memoria, en muchas ocasiones, ese vate -ya fallecido-, sobre todo cuando alguno de los jerarcas o coadjutores de la Iglesia Católica se empeña en aportar sus visiones apocalípticas sobre el futuro de las almas, con el agravante de que, dichas afirmaciones, no son producto del consumo de sustancias alucinógenas. Aunque, a veces, lo parezca.
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Sands -
Salu2