La mort en direct
Hace algunos años asistí a la proyección de la película La mort en direct, dirigida por Bertrand Tavernier, con una impresionante Romy Schneider alejada ya para siempre de aquella melifua Sissi de larga melena y cintura de avispa estéril.
Romy interpretaba a una mujer que, aquejada de una enfermedad incurable, aceptaba que se le introdujera una cámara en sus ojos para que estos sirvieran de pantalla panorámica de la muerte. Arrepentida, finalmente, de la exposición pública de sus vivencias, decide huir para reservarse los últimos retazos de sí misma, no sin poder evitar que un extraordinario Harvey Keitel tome el relevo como cámara viviente para que, furtivamente, el público pueda regodearse con el sufrimiento de la mujer.
(Sí. Recuerdo La mort en direct mientras repaso las fotografías del anciano Karol convertido, por extraños designios vaticanistas, en un icono doliente más de la imaginería procesional de la Semana Santa.)
3 comentarios
Una mirada alrededor -
Es un placer, Óscar, contar con tu presencia.
Anamaria: La película tiene ya sus años pero, si puedes verla, seguro que no te desilusiona.
Saludos cordiales.
Oscar -
Totalmente de acuerdo con lo que comentas.
Saludos,
Oscar
anamaría -
Besos